2.5.20

Mis cuentos LVIII: Los filetes finitos...


Cerró los ojos y parecía que aún podía oír a su madre:
- ¡Niña, baja que esto está lleno!
...
- ¿Por qué no me pusiste como a ti, mamá?
- Porque tu padre se empeñó, decía como sea niña le ponemos Lola, y claro... dolores me dieron hasta que viniste y la virgen de los Dolores es muy nuestra, la del Carmen también, pero la de los Dolores... tú, sabes... pues Dolores te quedaste. Además que Juana no te iba a poner... ¡poco harta que estoy del nombrecito!
- Pues a mí me gusta, o Jeannette en francés, ¡tan chic! O Ana, como tu amiga, ¡qué bonito es Ana!, Ana Belén me deberías haber puesto como la actriz...
- Anda, déjate de actrices y corta esos filetes más finos que Anita tiene que hacer que cundan y si se los cortas gordos no darán de sí.
...

Aún sonaba en su cabeza la voz dulce y queda de Anita, Anita exhalaba bondad por todos sus poros, y cómo miraba a su Teresa... cualquiera decía algo de ella...
...
- Lola, Lola... hija que estás "embobá"!
- Sí, sí, la gripe esta de los chinos... que no sé cómo vamos a salir de esto... en eso estaba pensando

Cerró los ojos... (dos segundos más de los necesarios...) y allí estaba, de nuevo, escuchando a su madre y a Anita y a Mercedes y a...
- ¡Me cago en "to"! 
- Chiquilla, vaya corte que te has dado

Mientras el sanitario le vendaba el dedo charlaba con su compañera como si Lola no estuviese delante:
- Como en Italia, es cuestión de días, lo que yo te diga... todos para casa... ni colegios, ni nada... aquí quedaremos trabajando nosotros, bueno y las tiendas de alimentación y las farmacias... lo que sea de primera necesidad, vamos...

Lola abrió sus ojos como si hubiese visto una aparición.

- ¡Miguel, no cerramos!
- ¿Qué dices? Pero si lo teníamos hablado, ... ¿y el viaje a Benidorm?... ¿y el merecido descanso...?
- ¿Pero tú has oído? La que se nos viene encima... ¿habría dejado mi madre a Anita sin su puchero semanal?
- No, claro...
- ¡Ea! Pues ya está todo hablado... ya vendrán tiempos mejores...
- ¡Ah! vale


Un saludo a tod@s

Como no tenemos nada más precioso que el tiempo, no hay mayor generosidad que perderlo sin tenerlo en cuenta.
Marcel Jouhandeau (1888-1979) Escritor francés.

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