26.4.20

Mis cuentos LVII: Historias de ricos, historias de pobres...


¡Harta!, ¡harta estoy de que os metáis en mi vida!, a ver si alguna vez podéis entender que me he dado cuenta que a mí la única historia que me interesa es la de verdad, la de la gente, la del día a día... la del pescadero del siglo XVII, la de la temporera del XIX, la del marinero que se fue a hacer las Américas porque no tenía para comer en su pueblo, la de la emigrante que sin saber nada de alemán se fue embarazada a Alemania en el 68, ¡La del abuelo Antonio, y sus batallas en Hytasa! Esas son historias de verdad, los libros sólo cuentan las historias de los ricos y poderosos (y la Facultad las repite)... y a mí no me interesan, ¡nada! No me interesan esas historias de opresión y masacre, de cómo se obliga a un montón de gente a pisotearse para que el poderoso tenga un poco más de poder o riqueza...
¿Cómo vivían en el siglo XIII? ¿Qué comían? ¿De qué hablaban?... eso, eso es lo que me interesa a mí mamá...
Mercedes puso los ojos en blanco y esbozó una "monalisense" sonrisa... estaba claro que su Alejandra era encantadora, pero era la reencarnación (también en eso) de su abuelo. Igual de encantadora, igual de payasa, igual de sensible con los problemas del que tiene menos o del que sufre... e igual de rebelde, contestataria e indomable... ¡qué orgulloso estaría si te viese!... bueno ya lo estaba hasta el último momento, "si hubiese más Alejandritas en el mundo, éste sería un lugar mejor" decías desde que con ocho años la niña se negó a hacer la comunión y obligó ¡ a toda la familia ! a contabilizar lo que le iban a regalar por la comunión y darle la mitad (siempre así de justa y pragmática) y lo entregó todo a una ONG que en el barrio se encargaba de las familias que iban siendo desahuciadas de sus casas... y ya era, sin disimulo, tu nieta favorita y compañera de hacer la revolución para cambiar el mundo... te encantaría ahora ver su pelo azul... te reirías sin disimulo de la cara de desesperación de Miguel (siempre te has reído de que fuese tan convencional)
En fin... ¡que también serías su aliado en que fuese actriz!
- ¿Sabes que te digo, Alejandra?
- ¡¿QUÉ?!
- Que me parece estupendo que seas actriz, sobre todo si eso es lo que quieres, ¡a por ello!
- ah... vale, mamá, muchas gracias.
- No, hija, dáselas a tu abuelo.


Un saludo a tod@s.
No puede haber una revolución total sino una revolución permanente. Como el amor, es el goce fundamental de la vida.
Max Ernst (1891-1976) Pintor y escultor alemán.

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