25.12.18

Mis Cuentos XLVI: ¡Anda! ¡Se me ha olvidado!...




Llevaban meses, en realidad ya se podría hablar de años, planeándolo, desde que en un exceso de generosidad, insuflado de espíritu navideño (bueno y de los caldos que poblaban la mesa familiar) el tío Matías, el rico de la familia, cuando Rebeca le dijo que sus hijos aún no conocían la nieve y que les hacía mucha ilusión puso a su disposición el piso de Candanchú. 

- "Joé" tito, Candanchú ¡con lo lejos que está eso de Utrera!... 
- ¡Anda ya! os lo lleváis todo, os presto incluso el 4x4 u os pago el avión (a vosotros, claro, al novio ese nuevo que te has echado, no, que no me cae bien... aunque le permito que os acompañe, jajajaj)

En fin, cenas y almuerzos de dos años, dan para muchos planes frustrados... y siempre hay una lavadora que se rompe, o un pantalón que enseña los tobillos más de la cuenta (qué hay que ver cómo comen y crecen estos chicos)... con lo cual la "hucha de viajar" era asaltada por la necesidad, mes sí y mes también...

Y como, a pesar de todo, el tío Matías , no sólo recordaba el envite cada vez que se encontraban sino que lo reafirmaba... 
- Si al final no quiere ir nadie, tus primos se van a los Alpes, alquilados y no pisan su casa... y yo estoy cada vez más mayor para esquiar, con lo cual cuando voy, acabo hartándome de beber y comer y a tu tía no le hace ni chispa de gracia.
                                                    ...
Pues... en el puente de Andalucía lo organizaron todo, y le tomaron la palabra hasta con el 4x4 que mejor que el coche de ellos se portaría en los paisajes nevados.

Legaron tras doce horas conduciendo a un sitio de verdadero ensueño, los chicos estaban derrotadísimos pero con los ojos llenos de chiribitas.

- ¿Gaby dónde pusiste el monederillo con la publicidad de la empresa del tío?
- Lo dejé en casa, sabes que no me gusta tu tío, ni yo a él tampoco, aunque le agradezco mucho el regalo, pero de ir con el bolsito de su empresa, paso...

A Rebeca, se le incendiaron los ojos... 

- ¿Cómo? ¡Déjate de bromas! 
- Que sí, Rebeca, que paso de hacerle publicidad al Marqués...
- ¡Pero si en el bolsito estaban las llaves del piso! Por eso te insistí en que lo cogieses...
- ¡Ah!  jo... ¡qué mal! ¿No? ¿Y ahora?
                                                  ...

- ¿Olvidado?... ¡No te digo yo, que ese novio tuyo es un inútil, sobrina!
- Sí, tío. ¿Conoces algún hostal o algo que no sea muy caro por aquí?
- ¿En Candanchú? jajajajajj ¿Hostal?  jajajjajaj.  Anda, dile a "Cerebrín" que llame al 14, dos casas después de la mía. Nos tenemos dejados un juego de llaves mutuamente para emergencias.

- ¡Qué bien! ¡Muchas gracias, tito! ¡Qué suerte!

- Rebeca...
- ¿Sí, Tito?
- Antes de decírselo, hazle sufrir un poquito, anda... por inútil... que cononciéndolo seguro que no ha cogido las llaves porque van en el bolsito de la empresa...
- Te lo prometo que lo haré... Te quiero, Tito. 



Un saludo a tod@s.
































    Tenía tan mala memoria que se olvidó de que tenía mala memoria y se acordó de todo.
     Ramón Gómez de la Serna (1891-1963) Escritor español. Autor de Greguerías.




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