Siempre he contado por aquí que una de mis pasiones es el teatro, supongo que todo comenzó con el veneno que PINDA me inyectó. Me gusta el teatro de todo tipo, desde el clásico al ultramoderno y alternativo. Esta semana he tenido ocasión de disfrutar de dos de ellos: Una excelente ópera, el recuerdo de cuyos arias o de la actuación del coro aún me ponen los vellos de punta y, por otro lado, los incombustibles Tricicle y sus siempre risas aseguradas.
Pero no era por esto por lo que me puse a escribir, sino que después de mucho tiempo añorándolo este año quiso la casualidad que tuviese ocasión de retomarlo y me he vuelto a poner la máscara. He pasado a ser de espectador a actor (en el sentido literal de la palabra). Ello ha posibilitado, además de realizar un enorme aprendizaje personal, que haya conocido a unas excelentes personas, gente de una calidad humana excepcional, sin que eso esté reñido con que sean divertidas en grado superlativo. Es el teatro, sin duda, una actividad terapéutica y tremendamente divertida.
Ahora toca actuar, creo que nos ha quedado divertido, pero no me preocupa en exceso, las entradas son para una causa benéfica: ayudar a ponerle un ascensor a una chica que lo necesita; por otra parte dado que el público en su mayoría será afín, ello implica que los aplausos están casi garantizados. En cualquier caso, sólo el disfrute de todos los días de ensayo, y la oportunidad de conocer y formar grupo con mis compañero/as, ya ha merecido la pena.
Doy desde aquí las gracias a TeatrO'mío por los estupendos ratos pasados juntos, y por los que nos quedan.
Lo dicho, estoy muy contento de haberme puesto la máscara... ¿o me la he quitado?
Un saludo a tod@s
Si es absolutamente necesario que el arte o el teatro sirvan para algo, será para enseñar a la gente que hay actividades que no sirven para nada y que es indispensable que las haya.
Eugene Ionesco (1912-1994) Dramaturgo francés de origen rumano.
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