23.3.15

Dar oportunidades: el aprendizaje de lenguas desde un centro educativo público...



Esta vez es fácil publicar el post, me voy a plagiar a mí mismo... no creo que a EUSA le moleste:




¿Cuántas veces han pensado que si hubiesen estudiado idiomas su carrera profesional 

hubiera sido distinta o, directamente, mejor? ¿En cuántas ocasiones estudiar, aprender o 

certificar un idioma ha estado entre los tres primeros puestos de sus propósitos de Año 

Nuevo? Para los docentes, el aprendizaje de idiomas y todo lo que lleva aparejado no sólo 

no se puede quedar en un buen deseo sino que debe ser una de las prioridades u objetivos 

principales en el quehacer diario, máxime si forma parte de la planificación y ejecución de las 

tareas de un directivo escolar.

A priori, parecerían obvios el impulso y el apoyo de la administración educativa 

para intentar paliar lo que podríamos denominar el “bache histórico” hispano, o, más 

concretamente, andaluz, en el dominio de otras lenguas: Las ayudas para aprenderlas, la 

apuesta por el bilingüismo, los campamentos de inmersión para estudiantes y profesores, 

son algunos ejemplos de este impulso. Pero cuando se observa con un poco de distancia esta 

apuesta parece que el plan, como ocurre en muchas ocasiones, tiene un objetivo principal 

de propaganda política que muestra una escuela inclusiva mal entendida y supedita los 

posibles logros alcanzados o en proceso a evitar la “discriminación” de esa forma heredera 

de la envidia y el cainismo nacional. En resumen: o café para todos (aunque no les guste o 

tengan problemas de insomnio) o para ninguno. Estos postulados de lo políticamente correcto 

imperan sobre lo que debería ser una apuesta real por el aprendizaje y una planificación 

sostenible en el tiempo y con las previsiones de financiación previstas.

Como herederos de la situación anteriormente descrita, los centros educativos hemos 

tenido que liderar, cada uno con nuestros medios y circunstancias, esta inaplazable formación; 

para ello, en nuestros proyectos educativos o planes de desarrollo escolar, además de las 

distintas estrategias para trabajar y cumplir los dos objetivos que le dan sentido a nuestra 

existencia, a saber, mejorar los resultados académicos y favorecer la cohesión social, nace, 

implícita o explícitamente, un nuevo objetivo relacionado con el conocimiento de las lenguas 

(no sólo del inglés) y con el sentimiento de pertenencia a este ente supranacional en el que 

estamos integrados y que se llama Unión Europea.

Y qué se puede hacer desde un centro educativo, sobre todo en un periodo en el que el 

profesorado vive rodeado de desilusión e inestabilidad normativa; pues poco o mucho, según 

se mire: 

- Dar posibilidades formativas, es decir, exprimir la apuesta que el programa bilingüe 

supone, maximizando las posibilidades que éste ofrece. En este sentido, hay que 

trabajar las áreas lingüísticas con la herramienta diseñada para ello, que son los 

proyectos lingüísticos, y todo dentro del Marco Europeo de Referencia.

- Posibilitar e impulsar las certificaciones en idiomas (Trinity y DELF tienen acuerdos 

con nuestra administración, pero no son las únicas con las que se puede hacer). Es 

obvio que certificación no siempre significa conocimiento, pero también lo es que para 

tener acceso a ayudas o al mercado laboral es fundamental acreditar la formación en 

idiomas con documentos estandarizados.

- Difundir y participar desde el Centro en aquellos proyectos que pueden aportar 

recursos y posibilidades para el alumnado y el profesorado. Entre ellos, el programa 

ERASMUS+ (heredero del concluido programa de aprendizaje permanente), en sus 

dos acciones KA1 y KA2, es todo un universo de oportunidades que todos los Centros 

deberían tratar de aprovechar y ofrecer a sus respectivas comunidades educativas, 

enlazando sus proyectos con organismos públicos y privados de su entorno próximo.

No se trata de hablar de crisis, es simplemente que el mundo y la realidad que conocíamos 

han cambiado y que, como siempre ha ocurrido en la historia, el pasado no va a volver. En 

este espacio actual, hay dos necesidades formativas sobre las que todas las personas deben 

insistir y a las que deben considerar fundamentales, amén de las específicas que cada uno sea 

capaz de aportar: tanto en el presente como en el futuro próximo, no se entiende un currículo 

de una persona exento de formación en idiomas (reitero: no sólo en inglés) y del dominio 

de la competencia digital. Nuestra obligación como formadores es no sólo no descuidar sino 

potenciar la mejor formación de nuestro alumnado.



Un saludo a tod@s


La sonrisa es el idioma general de los hombres inteligentes. Sólo son tristes los tontos y los delincuentes.
Víctor Ruiz Iriarte (1912 -1982) Dramaturgo español.

No hay comentarios: