Sólo pretendí lo que más me gusta: hacer teatro. Divertir, la vida ya, a veces da golpes fuertes como para llenar yo mis 45 minutos de gloria de otra cosa que no fuese parodiar, y jugar al Carnaval, usar mi libertad, decir mi opinión y terminar sin dar opción a que nadie se pudiese sentir ofendido. Creo de todo corazón, que ese objetivo fue conseguido. Por lo demás, contentar a todos: imposible.
El domingo mi compadre S. dio otro pregón, se ve que nos toca, fue distinto. Sólo puedo decir que me encantó, me emocionó de principio a fin, derrochó maestría, sacó el corazón y nos lo enseñó para que lo viésemos, se desnudó y desnudó su alma; y como los buenos costaleros, cuando todos pensábamos que con la última chicotá, con la más grande, no iba a poder... le echó toda la casta que lleva dentro y se echó la trabajadera encima y se paseó llorando delante de todos nosotros. ¡No se puede hacer mejor!
Compadre, te voy a decir el mejor piropo que puedo, justo el mismo que me dijiste tú a mí cuando acabé el mío: ¡Has sido tú, de principio a fin!
Un abrazo,
De todas formas sigo manteniendo lo que puse en un post tiempo ha... estamos un poco pasaditos de pregones en El Viso...vamos a hacer otra cosa, ¿no? Por ejemplo: Concierto homenaje a Treblinka, ¡Ya!
Un saludo a tod@s
Todos los hombres que no tienen nada importante que decir hablan a gritos.
Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) Escritor español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario