9.1.11

Él me envenenó y va a hacer 100 años que murió...


No fue el único, nunca existe una única causa, pero era yo muy jovencito cuando descubrí las novelas de D. Emilio Salgari, alguna había por casa, y otras simplemente las fui tomando prestadas de nuestra biblioteca, de la que soy cliente hace mucho. Debo decir que el maestro D. Julio Verne también fue un envenenador importante en aquella época. Ellos... y creo que los comics hicieron de la lectura un auténtico vicio para mí (algo placentero, a lo que estaba siempre dispuesto a acudir y por lo que dejaba de hacer otras cosas... lo dicho un auténtico vicio)

Hoy lo mantengo, dice el maestro Sabina que quien ama los libros no puede conocer la auténtica soledad, yo lo suscribo.

Muchas gracias a todos aquellos que regalan todo lo que amuebla sus cabezas a los demás para que podamos disfrutarlas. Por cierto... me acabé mi libro de Bill Bryson y reafirmo que es una maravilla para los que les guste saber dónde, cómo y por qué somos y estamos...

Y como no, muchas gracias a D. Emilio Salgari, sirva mi pequeño homenaje en su centenario.

...Abrió la puerta, caminó con paso firme por entre las trincheras y se detuvo al borde de la gran roca, en cuya base rugía el mar. Permaneció allí durante algunos instantes con los brazos cruzados; al rato se retiró y volvió a entrar en la casa.

—¡Qué contraste! —exclamó—. ¡Fuera el huracán y yo acá dentro! ¿Cuál de las dos tempestades es más terrible?

Se quedó un rato escuchando por la puerta entreabierta, y por fin salió a toda prisa hacia el extremo de la roca.

A la rápida claridad de un relámpago vio un barco pequeño con las velas casi amainadas, que entraba en la bahía.

—¡Es él! —murmuró emocionado—. Ya era tiempo. Cinco minutos después, un hombre envuelto en una capa que estilaba se le acercó.

—¡Yáñez! —dijo el del turbante, abrazándolo.

—¡Sandokán! —exclamó el recién llegado, con marcadísimo acento extranjero—. ¡Qué noche infernal, hermano mío!

Entraron en la habitación. Sandokán llenó dos vasos.

—¡Bebe, mi buen Yáñez!

—-¡A tu salud, Sandokán!

Vaciaron los vasos y se sentaron a la mesa...


Un saludo a tod@s

PD: A quien le apetezca leer un interesante artículo sobre Emilio Salgari


y la página web sobre literatura eltemplodelasmilpuertas está muy interesante.


La mejor receta para la novela policiaca: el detective no debe saber nunca más que el lector.
Agatha Christie (1891-1976) Novelista inglesa.




1 comentario:

MAY SANZ MARTIN dijo...

Vidas paralelas. Aunque a buena gente no hay quien te gane...
Bueno, tampoco corriendo...
Suerte con el cros por hispalis.