10.7.09

Chapó...


Vaya muy "institucional" me estoy volviendo ¿Será que me estoy haciendo mayor?


Es que llevo dos post seguidos sobre el ayuntamiento y ninguno para criticar nada...


Este es para dar la enhorabuena por el homenaje a los Maestros jubilados,




...seguro que de cada uno hay un buen puñado de visueños que puede contar una historia agradable, un detalle de profesionalidad o un montón de derroche de humanidad,...


... yo puedo hacerlo de dos de ellos:

- Del Maestro Enrique: mi hijo lo ha disfrutado en ocasiones, sin continuidad, pero hay que decir que siente por él autentica veneración, cuando su "Seño" de infantil faltaba, para él y para sus compañeros era un autentico bálsamo de tranquilidad cuando era Enrique quien se hacía cargo de ellos.

- De Raimundo, sólo puedo decir: GRACIAS MAESTRO, en un curso trabajando a su lado (bueno al lado de su tobillo, que ahí le llegaría aproximadamente) he aprendido tanto que aún le tengo de referente en su especialidad, entiendo que el I.E.S. Prof. Juan Bautista le va a echar de menos en todos los sentidos.


... a los otros no los disfruté, pero estoy seguro que el hueco que dejan en sus clases es igualmente insustituible...

Gracias a todos y a disfrutar el descanso que os lo habéis ganado.


Lo dicho: Chapó al Ayuntamiento.


Un saludo a tod@s

Es imposible educar niños al por mayor; la escuela no puede ser el sustitutivo de la educación individual.

Alexis Carrel (1873-1944) Biólogo y médico francés.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que en la infancia la doctrina de un profesor, de un maestro, te marque de por vida debiera al menos estar recogido en la constitución como derecho fundamental....
De cuantos aparecen en la foto, tengo especial admiración por Antonio Mellado, uf, que huella me dejó.
Me enseñó, a través de las matemáticas, el método para atajar cualquier problema matamático, método que sigo utilizando para atajar cualquier tarea en la vida, y en el que el análisis previo es primordial.

Eunice dijo...

Toda una vida dedicada a nuestra Educación y a la de los nuestros: historias desde los llantos de los primeros días de cole hasta los de fiestas de despedida. Podemos sonreír recordando alguna anécdota diaria, algún día de deberes sin hacer, las caídas en el patio, las regañinas por las notas...
Y no son los únicos que han dejado huella. También hubo maestros que en sólo uno o dos años consiguieron enseñarnos con sus dones y su magia, además de a conjugar fracciones, a enfrentarnos a la vida con los distintos colores del corazón.

Un beso. Eu