14.4.09

La responsabilidad de equivocarse...


Creo que cuando se está en un puesto de responsabilidad, cuando se está como cabeza visible de cualquier organización, es cierto que se combinan sinsabores con vivencias tremendamente gratificantes, pero, pienso, que lo más duro de todo es soportar la responsabilidad de tomar una decisión equivocada.

Aunque pueda parecer lo contrario, no estoy hablando de mí...

... a pesar de no ser muy cofradiero, a pesar de vivir las creencias de un modo... llamémosle "particular"... no he ocultado nunca, que el Señor de El Viso ha logrado siempre tocarme en las entretelas... su sombra fue más intensa siempre en los aledaños del Convento y yo me crié en el sequero.

Bien, a qué viene todo ello, pues a que pasé toda la mañana y la tarde del Viernes Santo (y el sábado y...) pensando en que la decisión había sido errónea. Sí, la decisión de suspender la cofradía tan pronto, pensando y comentando que debiesen haber pospuesto al menos una hora y decidido entonces...

Pero ahora, en frío, pienso que lo único tremendamente difícil es tener el valor de tomar una decisión y asumir la Responsabilidad de Equivocarse.

Adelante Sr. Hno Mayor y ánimo, vendrán otras (muchas) mañanas de Viernes Santo...

y yo, D.M., estaré viendo pasar al Señor de El Viso justo después de salir.


Un saludo a tod@s


Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada.

Antoine de Saint-Exupery (1900-1944) Escritor francés.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Efectivamente quien toma las decisiones es quien acierta o se equivoca. Pero en estos casos, siempre digo lo mismo, lo acertado es no salir o retirarse a tiempo como se hizo, porque...¿qué hubiese ocurrido si se continúa y les cae un buen chaparrón en El Calvario? El numerito hubiese sido de órdago.
Creo que se hizo bien, es mi opinión. Cuando no te dan seguridad de nada...hay que saber nadar y guardar la ropa.
Un saludo Anastasio.

Anónimo dijo...

Por cierto, el de antes es Balla, ya me conoces, jajaja.

Anastasio Pineda dijo...

Hola, yo, en cambio si pienso que la decisión fue, al menos, precipitada. Se podía haber pospuesto una hora, la decisión.
La mañana del Viernes Santo es, sin lugar a dudas, uno de los momentos centrales del año visueño (el padre de un buen amigo diría: "Este día sale todo el que no tiene ni que salir")
privarnos de ello, debe ser la última opción.
Pensemos también en el sector hostelero visueño, se le ha privado de la jornada de ventas estrella en la Semana Santa, ¡y estamos en crisis!
Pero en fin... me reitero: quien toma las decisiones es quien tiene la responsabilidad de equivocarse.
Un saludo Baldomero, y a tod@s.

MAY SANZ MARTIN dijo...

Compadre, sabía que lo harías.
Lo "politicamente correcto" no indica hacer comentarios contrarios a la decisión tomada.

Sabía que lo harías, con respeto, poniéndote en el lugar del responsable de la decisión, acordándote de los damnificados.

Sabía que lo harías, pero sobre todo sabía que lo harías como un CABALLERO.

No cambies AMIGO.

Pd. No pienses que te fallé la mañana del Viernes Santo. Es que tenía una cita pendiente...

Anastasio Pineda dijo...

Entre otro muchos, tengo un defecto: me es imposible callarme lo que pienso,entre otras razones por eso me hice un blog, para sin cortapisas escribir mis reflexiones.
Tus loas, creo que pecan un poco de subjetividad, pero no por ello se agradecen menos.
Un abrazo compadre.
PD: El don de la ubicuidad es sólo divino, estabas dónde tenías que estar, igual que yo. Los amigos de verdad nunca fallan

Anónimo dijo...

Para tomar una decisión de tal calado y repercusión, incluso para despues asumir responsabilidades, hay que estar preparado.
Estar preparado es prever, estudiar las posibilidades, proponer recorridos alternativos e incluso programar posibles cobijos en la carrera.
Tambien se puede mimetizar: ver lo que hacen los demás.
A lo mejor, puede, se llegó a esta decisión tras todo ésto.
Supongo, quiero creer, que esto no recayó sobre una única persona, sino sobre un colectivo.
En cualquier caso, la decisión fue sin duda acertada, ya que se consiguió lo que se pretendía: que no se mojase la procesión, ¿o no?