Resulta que al poeta y profesor D. Luis García Montero, se le acabó un día la paciencia y denunció, publicando un artículo en prensa, a su compañero de Departamento porque, Fortes en sus clases, se refería a García Lorca como un "fascista" y a Francisco Ayala como "aliado del fascismo", además de insultar a García Montero y a su familia.
El profesor Fortes denunció, creo que por injurias, a D. Luis García Montero y ahora un tribunal lo ha condenado.
En fin, tras toda esta sinrazón, D. Luis García Montero estima que debe poner fin a su vida universitaria.
... y, como no puede ser de otra forma en España, los discipulos de D. Luis se quedan sin sus enseñanzas, mientras que el "profesor" Fortes seguirá sembrando de "verdades" de su cosecha, las mentes que esten en condiciones para germinar sus semillas.
Lo dicho...
¡Dios, que país!
¿Un paseo con D. Luis?
Un saludo a tod@s.
PD. Espero que esta vez, "anónimo" no me mande a vivir a Italia, por sacar al aire algunas vergüenzas de nuestra España.
2 comentarios:
Cuando busco el verano en un sueño vacío,
cuando te quema el frío si me coges la mano,
cuando la luz cansada tiene sombras de ayer,
cuando el amanecer es otra noche helada,
cuando juego mi muerte al verso que no escribo,
cuando sólo recibo noticias de la muerte,
cuando corta la espada de lo que ya no existe,
cuando deshojo el triste racimo de la nada.
Sólo puedo pedirte que me esperes
al otro lado de la nube negra,
allá donde no quedan mercaderes
que venden soledades de ginebra.
Al otro lado de los apagones,
al otro lado de la luna en quiebra,
allá donde se escriben las canciones
con humo blanco de la nube negra.
Cuando siento piedad por sentir lo que siento,
cuando no sopla el viento en ninguna ciudad,
cuando ya no se ama ni lo que se celebra,
cuando la nube negra se acomoda en mi cama,
cuando despierto y voto por el miedo de hoy,
cuando soy lo que soy en un espejo roto,
cuando cierro la casa porque me siento herido,
cuando es tiempo perdido preguntarme qué pasa.
Canción escrita por García Montero para ser cantada por Sabina.
Gracias, Compadre.
¿Quieres batallar?
Merece la pena (Un jueves telefónico)
Sobre las diez te llamo
para decir que tengo diez llamadas,
otra reunión, seis cartas,
una mañana espesa, varias citas
y nostalgia de ti.
El teléfono tiene rumor de barco hundido,
burbujas y silencios.
Sobre las doce y media
llamas para contarme tus llamadas,
cómo va tu trabajo,
me explicas por encima los negocios
que llevas en común con tu ex marido,
debes sin más remedio hacer la compra
y me echas de menos.
El teléfono quiere espuma de cerveza,
aunque no, la mañana no es hermosa ni rubia.
Sobre las cuatro y media
comunica tu siesta. Me llamas a las seis para decirme
que sales disparada,
que se queda tu hijo en casa de un amigo,
que te aburre esta vida, pero a las siete debes
estar en no sé dónde,
y a las ocho te esperan
en la presentación de no sé quién
y luego sufres restaurante y copas
con algunos amigos.
Si no se te hace tarde
me llamarás a casa cuando llegues.
Y no se te hace tarde.
Sobre las dos y media te aseguro
que no me has despertado.
El teléfono busca ventanas encendidas
en las calles desiertas
y me alegra escuchar noticias de la noche,
cotilleos del mundo literario,
que se te nota lo feliz que eres,
que no haces otra cosa que hablar mucho de mí
con todos los que hablas.
Nada sabe de amor quien no ha perdido
por amor una casa, una hija tal vez
y más de medio sueldo,
empeñado en el arte de ser feliz y justo,
al otro lado de tu voz,
al sur de las fronteras telefónicas.
Esta me gusta más.
Un abrazo
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