¿Han escuchado alguna vez el pálpito de un corazón agitado? ¡Síganme!

 ¿Han escuchado alguna vez el pálpito de un corazón agitado? 

Son varias las ocasiones en que he usado este espacio, mi vertedero de ideas, para hablar de teatro, pues ahí vamos de nuevo.

En mi temporada teatrera tuve que tomar una difícil decisión: abandonar (o al menos aparcar) mi pertenencia a uno de los dos grupos en los que participaba y que dirige Edi Carrascal (Menudo Teatro y el grupo de Profes de Secundaria, - éste último en este curso se configuraba como Adultos II). 

Siempre que llegas a un cruce de caminos y tienes que elegir, te genera desazón por la incertidumbre de lo acertado de la elección y tristeza por lo que dejas.

La semana pasada pude disfrutar como espectador de "La realidad y el deseo" de Menudo Teatro, pleno de emociones y con extrañas sensaciones de ver actuar a mi grupo desde el patio de butacas. Siempre perteneceré a Menudo Teatro, y me sentiré uno de ellas, aunque ahora no las disfrute semanalmente.

El pasado jueves terminamos, con un magnífico sabor de boca, con la muestra por segunda noche consecutiva de nuestro trabajo en  TeatroLAB (Adultos II)

El montaje disfrutando de un espacio como el Centro Cultural con un público en permanente movimiento nos ha dejado un excelente poso de satisfacción tanto a público como al grupo. 

Quien nunca haya hecho teatro no creo que pueda entender cómo se llega a ese final que es la muestra del trabajo realizado. La labor de creación teatral, máxime si se parte de la nada, sin una decisión previa sobre un texto, sino sólo ("sólo", probablemente no sea la mejor palabra) haciendo funcionar al supraórgano que forma el grupo, hacerlo crecer, respirar, sentir, cohesionar, conexionar y a partir de ahí, dejarlo expresar.

Crear un grupo, sobre las cenizas de otro y a partir de ahí, cuál Ave Fénix, resucitar y crear una nueva vida lo hace Edi Carrascal de forma magistral; cuando lo vives parece sencillo, y a la par tremendamente divertido. Ha conformado un GRUPO con mayúsculas, donde la diversidad de intereses y necesidades de los integrantes no ha supuesto un lastre, sino al contrario se configura en la gran riqueza y potencialidad del mismo.

TeatroLAB ha generado en mí torrentes de sensaciones cada día, me ha permitido disfrutar de un montón de personas con las que, probablemente, si no fuera en ese ámbito no habría podido hacerlo, me llevo otra familia, me ha permitido compartir con mi pareja un ámbito común de disfrute, me genera nuevos seres queridos en mi vida, me ha permitido incluso compartir espacio/tiempo de disfrute con la pareja de mi hijo.  Reflexionando, no encuentro cuestiones negativas que llevarme de todos estos días y momentos empleados. Ha habido momentos para el cansancio también, la vida estresante que llevamos pasa factura, a veces, y no nos permite disfrutar el momento... Edi sabe hacernos parar, sabe hacernos respirar y disfrutar de las dos horas semanales de trabajo, esperadas con ansia desde que termina la clase semanal. Me llevo conmigo un poquito de cada una de esas maravillosas personas (y personajes) con la que he compartido tiempo y disfrute.

Pierdo ya la cuenta de los proyectos que he compartido con Edi desde mi incorporación a Menudo Teatro en 2014, sin seguir ningún orden: Menudo Teatro, Las impros, los monólogos, el grupo de profes, la gestación de los proyectos europeos, los premios de la danza, el encuentro comarcal, festival de mujer y empoderamiento, Skene-Skené, el aula abierta de mayores... y este TeatroLAB... más todo lo que hemos compartido en lo personal. Es complicado expresar cuánto admiro y quiero a esta persona, quien siga su trabajo y cuánto aporta al crecimiento cultural  (e intercultural e intergeneracional) de El Viso podrá entender cuán afortunado me siento de que además de todo esto tenga el privilegio de que sea mi amiga. 

Ahora, nos toca cargar pilas, para volver con el nuevo año, que para los que nos movemos en tiempos escolares el año empieza el uno de septiembre, lo otro es champán y uvas...

Un saludo a tod@s.