No entendía el enfado de todos... él sólo había cumplido a rajatabla las instrucciones que su entrenador le había dado...
El padre de Luis Menéndez, antiguo amigo del Instituto de Genaro el entrenador del equipo de fútbol juvenil de la localidad le pidió en marzo un favor: mete a Luisito en el equipo, por favor, Genaro. Es un chico estupendo, y no lo hace nada mal. Te garantizo que no te va a dar problemas. Es muy obediente. Sólo necesita que las instrucciones sean concretas y claras.
- Dalo por hecho, amigo, pero sólo por saber... en realidad ¿qué es lo que tiene?
- Luisito (creo que ya debería de dejar de llamarlo así) tiene un síndrome del espectro autista... intelectualmente no tiene ningún problema, sí es cierto que las ironías, o los dobles sentidos no los pilla. Por ello, es importante la concreción en las instrucciones.
-Ajam
Y así fue como Luis Menéndez Jr. siguiendo la tradición familiar comenzó a entrenar con el equipo de fútbol del barrio.
Cuando Genaro García lo tuvo a sus órdenes confirmó que el chico tenía cualidades. No era gran cosa técnicamente pero sí un portento físico.
Por ello decidió incluirlo en la alineación del primer partido en casa. Jugaremos con doble pivote, pensó y LuisMe jugará de pivote defensivo.
A los quince minutos de partido, el Mr. estaba que se subía por las paredes... LuisMe parecía no entender nada, ni saber qué tenía que hacer.
De pronto, Genaro, presa de los nervios le gritó: ¡Los verdes son los tuyos Luís, a los rojos ni agua... pisa fuerte y que no toque balón el 9!
En la siguiente jugada el crujido de los huesos del 9 rojo se oyó en tribuna tras el tremendo pisotón que le propinó LuisMe en la primera entrada.
-Ahhhhhhh!!!
- Piiiiiii! ¡Roja directa!
LuisMe miró a Genaro... se encogió de hombros... y se marchó al vestuario sin entender qué había pasado...
Un saludo a tod@s
La huella de un sueño no es menos real que la de una pisada.
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