¿Eres demócrata? ¿Crees en la libertad?
Probablemente a estas preguntas sólo algunas pocas personas contestarían
negativamente en la España actual.
Ahora bien ¿Cómo se ejerce la democracia?
De esto personalmente ya no estoy seguro de que en nuestra aún corta andadura
hayamos sido capaces de soltar todos los lastres y realizar los aprendizajes
para ejercerla.
El esperpento en el que se ha convertido
nuestro primer escenario desde la convocatoria de elecciones: Campaña,
reflexiones y declaraciones después del día de las elecciones,
constitución del parlamento, ronda de entrevistas con el Rey... son sólo un
reflejo de lo que ocurre, a otra escala, en nuestra sociedad habitualmente.
Piensen, un poco cómo nos comportamos o
actuamos en cualquier ámbito donde al ejercer nuestros derechos debemos cuidar,
creo yo, en este orden: Si primero estamos cumpliendo con nuestras
obligaciones, si cuando planteamos propuestas o acciones estamos pensando en el
bien común, en los objetivos que convienen a esa organización (Comunidad de
vecinos, asociación, organismo, empresa, familia o cualquier otro colectivo
distinto a mi ombligo y yo...) o bien simplemente estamos pensando en
nuestros propios objetivos particulares, o lo que suele ser más habitual en
esta España donde la envidia es el deporte nacional, estaremos pensando en que
no ocurra nada que pueda beneficiar o que parta de la iniciativa de los del
"otro bando"; en ello somos expertos, auténticos maestros mundiales
en alinearnos en bandos irreconciliables, en juntarnos con quién sea con tal de
destruir al contrario, aunque ello conlleve irremisiblemente nuestra propia
destrucción.
Es complicado, muy complicado, pero creo
que es labor de todos reeducar y construir una nueva sociedad. Probablemente
podría ser un buen comienzo plantearnos en el ámbito colectivo buscar los
puntos en común, la definición de en qué estamos de acuerdo que beneficie al
colectivo, aparcando aquellos puntos que nos dividen para “la siguiente ocasión”
y creer irremediablemente que se puede “hablar” e intentar “confluir” con TODO
el mundo (sin “con esos imposible” o “líneas rojas”)… a partir de ahí, y poco a
poco, tal vez podamos ir cambiando el pensamiento colectivo de qué puede hacer
mi (País, ayuntamiento, colegio, partido, familia…), por un “¿Para qué estoy yo
en este colectivo?” o mejor aún “¿Qué puedo hacer yo por mi (País,
ayuntamiento, colegio, partido, familia…).
¿Complicado? Pues entonces sigamos todos
construyendo este esperpento de sociedad y diciendo ¡qué suerte que vivimos en "democracia"!...
Todos los males de la democracia pueden curarse con más democracia.
Alfred Emanuel Smith (1873-1944) Político estadounidense.
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