Son pocas —casi ninguna— las ocasiones en que genero arte o me aproximo a intentarlo. Aun así, me pregunto si la sensación será similar: la de un pintor que decide que esa será la última pincelada en un lienzo y comienza el proceso de la siguiente. ¿Cómo se sentirá? O la de una compositora que escucha su propia creación y piensa que no le falta ni sobra nada. ¿Cuánto tiempo pasa hasta que pone en marcha la siguiente melodía, la siguiente canción? ¿Qué vértigo sentirá una escritora al abandonar a los protagonistas de su novela a su suerte y volcar su alma en crear algo nuevo?
Decía que no tengo, en general (y casi en particular), dotes artísticas. Probablemente, sólo mis humildes pinceladas de actor aficionado se aproximan a esas sensaciones.
Ayer cerramos el telón con Amor de la Calle, el montaje que pone fin al curso 24-25 de TeatroLab, uno de los talleres de teatro que dirige Edi Carrascal en El Viso del Alcor. Probablemente, no es la forma más fácil de crear un espectáculo: partir de la nada, de lo que surge en el día a día del taller, de las ideas que cada persona aporta y de lo que a cada una le importa. Como si de un puzle se tratara, van apareciendo piezas —unas más difíciles de encajar que otras—. El mérito, la magia, está en cómo una mente con visión escénica privilegiada logra, a partir de esa amalgama de retales, construir una historia. Y, después, una vez que sabe qué quiere contar, darle brillo a cada momento, a cada espacio y a cada persona, con un sentido inmenso de la responsabilidad, de la perfección, del inconformismo y del amor tanto hacia el público como hacia nosotros, su equipo. Con esos ingredientes, el resultado, inevitablemente, es mágico.
Ahora queda el vacío, la incertidumbre que durará unos meses, hasta que el nuevo espectáculo germine, crezca y florezca para dar su fruto final en septiembre. Hasta entonces nos dejaremos hacer, sabiendo que cada actividad tiene un porqué (y si no lo tiene, poco importa, las disfrutaremos igualmente). Tendremos fe de la buena, confianza en quien nos guía. El nuevo curso traerá un nuevo equipo; seguro habrá incorporaciones que nos enriquecerán, y las integraremos y cuidaremos para que se sientan acogidas.
Sin duda, tener a Edi liderando la creación escénica en El Viso es un lujo. Y quienes estamos más cerca de ella, más afortunadas nos sentimos. El grupo es diverso —como lo son todos los colectivos—, pero en esa diversidad radica parte de nuestra riqueza. El nexo común es, sin duda, la fidelidad a la gestación escénica de Edi, aparte, por supuesto, de unos amores y admiraciones cruzados entre cada una de las personas que formamos el grupo. No puedo, sería injusto, por mucho que cada una hemos aportado lo que hemos podido, dejar de destacar la labor de dramaturgia con la versión final del texto de "Amor de la Calle" de Penélope, ¡Gracias, Amiga!.
Hoy, y durante unos días, nos dedicaremos a paladear el sabor del trabajo expuesto, mientras resuenen todavía los aplausos del final. Y así seguiremos, hasta la siguiente.
Gracias a todas las que nos acompañasteis. No os perdáis el próximo: seguro que Edi ya tiene algo en la cabeza.